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Estilo de Vida

Cinco lecciones estoicas para mejorar en tu vida laboral y personal

Los estoicos fueron los primeros psicólogos de la historia, muchas herramientas que se aplican actualmente en este ámbito tienen su origen en el pensamiento estoico

(Foto: E&J)

María González Villasevil

Redacción editorial E&J




Tiempo de lectura: 4 min

Publicado




Estilo de Vida

Cinco lecciones estoicas para mejorar en tu vida laboral y personal

Los estoicos fueron los primeros psicólogos de la historia, muchas herramientas que se aplican actualmente en este ámbito tienen su origen en el pensamiento estoico

(Foto: E&J)



El estoicismo es una filosofía que pretende redirigir nuestra vida, aportando herramientas con las que potenciar y alcanzar el objetivo final de esta: la eudaimonia, más conocida como felicidad.

El estoicismo fue fundado por Zenón de Citio en el año 300 a.C., quien estudio en Atenas diferentes corrientes filosóficas, tomando lo mejor de cada una de ellas y añadiéndolas sus propias ideas. Parte del atractivo de esta corriente reside en su práctica. En vez de dedicar tiempo a realizar debates intelectuales, lo que se busca es ayudar a lidiar con los problemas diarios a través de la práctica.



El objetivo de esta corriente era enseñar a vivir y tomar mejores decisiones. La solución de las adversidades que se dan en el camino laboral y personal responden en la mayoría de las veces en las determinaciones pasadas que se han tomado. Por eso, la solución es tomar mejores decisiones: cuando las elecciones mejora, tu vida también lo hará.



Si se quiere mejorar a nivel personal y a nivel laboral, es fácil lograrlo aplicando a tu vida diaria una serie de lecciones estoicas:

  1. Vive apegado a la naturaleza

Una buena vida que vale la pena es aquella en la que aplicamos la razón para mejorar la sociedad, para mejorar la vida en comunidad. Vivir conforme a la naturaleza significa que los estoicos se preguntaban así mismos qué tipo de seres son los seres humanos y qué nos diferenciaba del resto. El comportamiento de cada ser vivo depende de su naturaleza. Así pues, la naturaleza de los hombres es que somos seres sociales y que tenemos a la capacidad razonar.



(Foto: E&J)

El hombre debe vivir conforme al orden de su naturaleza, promoviendo su participación de forma activa en la sociedad para lograr que esta evolucione pues, si bien es cierto que podemos sobrevivir por nuestra cuenta de manera individual, sólo prosperamos como sociedad cuando interactuamos entre nosotros. Igual ocurre con el pensamiento: no todas las ideas son correctas, pero si las compartimos en grupo, llegaremos a razonamientos más elevados que por separado.

  1. Lo que depende de ti

La insatisfacción se da cuando se permite que nuestro bienestar dependa de cosas que están fuera de nuestro control. Hay eventos que dependen de nosotros, otros que dependen de manera parcial y, finalmente, están los que no dependen en nada de nosotros mismos.

Los estoicos recomendaban centrar nuestro esfuerzo y atención en lo que sí que depende de nosotros, pero a la vez que nos centramos en nuestras acciones también hay que despegarse del resultado. Es decir, hacer el mayor esfuerzo posible, pero a la vez ser conscientes de que el efecto final de esas acciones depende de factores externos a nuestro control. Como por ejemplo la salud. Cada persona decide la alimentación y ejercicio que hace, pero la verdad es que nunca se estará cien por cien a salvo de sufrir una enfermedad o un accidente que nos acote el tiempo y la calidad de vida.

  1. La fuerza de voluntad es un músculo

La comodidad debilita al ser humano, de manera física y mental. Los estoicos fueron los primeros en proponer la idea de que la fuerza de voluntad, al igual que un músculo, cuanto más la ejercites más se fortalecerá. Y es que eran reconocidos por su autocontrol, por ser dueños de sus acciones.

El desarrollo físico e intelectual son las bases para llevar una buena vida por eso, hay que entrenar la incomodidad para hacernos más fuertes ante las adversidades y no acabar con la ambición. Citando a Séneca:

“Todos los excesos son malos, pero ninguno peor que el exceso de comodidad. Afecta al cerebro. Hace a los hombres perder la visión de la realidad y se vuelve nebulosa la separación entre lo verdadero y lo falso”.

(Foto: E&J)

  1. Mejora la perspectiva

Alcanzar el sentimiento de felicidad depende en gran medida de las perspectivas. Para diseñar una mejor perspectiva, los estoicos proponían construirla desde tres puntos: la vista desde arriba pretende poner en perspectiva tus problemas; la visualización negativa puede ayudar a apreciar más lo que tienes en vez a lamentarte por lo que te falta; y la focalización en el presente, en lo único que existe en este momento, eliminando los sentimientos negativos que nos impiden disfrutar.

La perspectiva que tomen las personas frente a una adversidad es fundamental pues, no se puede cambiar lo ocurrido, pero sí que se puede decidir cómo nos tomamos ese hecho. El mejor ejemplo es el del propio fundador de la corriente, Zenón, quien era un comerciante cuyo barco naufragó cerca de las costas griegas y perdió toda la mercancía, e incluso, casi su propia vida. Pero gracias a ese desastre llegó a Atenas y se empezó a interesar por la filosofía, fundando una escuela que ha transformado millones de vidas.

  1. Trabaja la práctica

Los estoicos eran personas de acción. Si defines lo que quieres lograr antes de ejecutar alguna acción, es más probable que en el momento en el que te dispongas a hacerlo lo alcances. Lo que quiere decir es que si focalizas tu atención y dedicas tiempo a las cosas importantes y que están bajo tu control es más probable que las alcances.

Tener una visión objetiva del mundo de sí mismo y de las cosas que te rodean. Actúa de manera racional pero también, disfruta de lo bueno que te ofrece la vida. Planificar tu camino y tomar decisiones propias no implica que haya que eliminar todo lo que nos da placer de nuestro itinerario pues, los estoicos animaban a disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Examina tu vida para mejorarla, pero no olvides vivirla.

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