Concierto de Mikel Izal en Madrid: un espectáculo terapéutico cargado de energía
Este fin de semana, el cantante Mikel Izal, deleitó a la capital en su nuevo viaje en solitario
(Imagen: Rafa Galán)
Concierto de Mikel Izal en Madrid: un espectáculo terapéutico cargado de energía
Este fin de semana, el cantante Mikel Izal, deleitó a la capital en su nuevo viaje en solitario
(Imagen: Rafa Galán)
El cantante de Vitoria que empezó la gira en México y ahora la continua por España, ha debutado por primera vez su nuevo y primer álbum en solitario. Como contaba anoche en el escenario, El miedo y el paraíso representa esa situación de miedo, incertidumbre y de “estar en la mierda”, situación por la que pasó hace tres años cuando se retiró a una casa en la costa, donde surgió este álbum.
El concierto fue lo más similar a una reunión entre amigos, donde el artista se abrió y explicó lo que sintió durante la producción de este álbum, animando al público a sacar lo que le preocupa, a contarlo y gritarlo, como dice en uno de los temas, El Grito, porque “gritar es la manera de dejarse de escuchar”.
El ex integrante de IZAL hizo partícipes a los presentes de todo el viaje del sufrimiento, que comienza por El miedo y tras un proceso sanador de aprendizaje, termina en El paraíso. Agradeció en numerosas ocasiones a sus fans, a los que decía, eran los culpables de que él no se callara. Mostró las dudas de su viaje en solitario y decía que no pudo dejar la música porque es “un culo inquieto”.
El concierto está dividido en cuatro capítulos: El miedo, El grito, La fe y El paraíso. Cada etapa está compuesta por cuatro o cinco canciones, del nuevo álbum y de las que lleva cantando desde hace 10 años. Antes de cada etapa, Mikel actúa como narrador para situarnos en el sentimiento que quiere reflejar en ella. Lo que deja ver que cada detalle de este emocionante proyecto ha sido preparado minuciosamente.
El miedo es la primera etapa, que es una alegoría del duelo interno cuando tenemos algo en la cabeza, algo de lo que él peca mucho, ya que se plantea “lugares que no existen y me monto en mi cabeza” y que “spoiler: casi nunca ocurren o quizá nunca” bromeaba.
Además de un espectáculo inolvidable, Mikel ejerció de terapeuta sacando todos esos sentimientos de dentro hasta llegar al destino final, El paraíso, que para el cantante son las pequeñas cosas, su familia y sus amigos.
Durante el concierto, Mikel Izal hizo un repaso de su carrera musical porque “Izal fue muy grande” y tenía que recordárselo a un público deseoso de bailar los éxitos del grupo. La mujer de verde, Pánico Práctico o Qué bien, fueron algunos de ellos. Eso sí, las canciones de siempre las reversionó, porque él “también ha cambiado”.
Con una puesta en escena sencilla, dónde las luces fueron un comunicador clave, el artista llenó todos los espacios con una imponente voz. Encontramos un Mikel que no decepcionó, un Mikel muy bailongo y feliz con la acogida de su primer álbum solo, algo de lo que llegó a dudar después de la ruptura del grupo en 2022.
El Teatro Circo Price sintió más cerca que nunca a Mikel Izal, que se movió por todo el teatro: solo, con sus compañeros, moviendo las caderas y, en varias ocasiones, bailó en la pista entre el público.
Siempre muy agradecido de su enorme equipo y sus compañeros de escenario: Marta Bautista (bajista), Ben Wirjo (batería), Irene Novoa (teclista) y Toni Carrillo (guitarrista), con los que llegó a cantar prácticamente a capella en la tercera etapa, La fe.
En definitiva, el público del Price viajó por las emociones del cantante y las suyas propias en una noche llena de euforia.