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Estilo de Vida

El descubrimiento de América. ¿Mito o realidad?

Existen evidencias más que contrastadas de que los verdaderos descubridores del continente americano fueron los vikingos

Ilustración de Cristóbal Colón en su llegada a América, el 12 de octubre de 1492. (Foto: La Vanguardia)

Pedro Tuset del Pino

Magistrado-juez de lo Social de Barcelona




Tiempo de lectura: 5 min

Publicado




Estilo de Vida

El descubrimiento de América. ¿Mito o realidad?

Existen evidencias más que contrastadas de que los verdaderos descubridores del continente americano fueron los vikingos

Ilustración de Cristóbal Colón en su llegada a América, el 12 de octubre de 1492. (Foto: La Vanguardia)



El pasado 12 de octubre se celebró oficialmente la Fiesta Nacional de España, efeméride que viene regulada en la Ley 18/1987, de 7 de octubre, cuya exposición de motivos indica que tiene como finalidad “recordar solemnemente momentos de la historia colectiva que forman parte del patrimonio histórico, cultural y social común, asumido como tal por la gran mayoría de los ciudadanos, poniendo de manifiesto que la fecha elegida, el 12 de octubre, simboliza la efemérides histórica en la que España, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los Reinos de España en una misma Monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos”.

Se conmemora, de igual manera, el descubrimiento de América por los españoles, al frente del Almirante Cristóbal Colón que, dejando de lado la polémica aún abierta sobre su lugar de nacimiento y origen, partió desde el puerto de Palos de la Frontera, en Huelva, en nombre de España y de los Reyes Católicos, con el objetivo de buscar una nueva ruta hacia Asia que permitiera mejores posibilidades comerciales, solo que en lugar de dirigirse a las Indias sus cálculos erróneos le llevaron en dirección opuesta hasta recalar en tierras americanas, precisamente un 12 de octubre de 1492.



Sin embargo, no fue hasta el 23 de septiembre de 1892 que la reina regente María Cristina de Habsburgo-Lorena promulgó un Real Decreto en San Sebastián, a propuesta del presidente Antonio Cánovas del Castillo, en el que se declaraba fiesta nacional el 12 de octubre de 1892, en conmemoración del Descubrimiento de América. Dicho Real Decreto fue firmado por SM la Reina en nombre de su hijo SM Alfonso XIII y en presencia del presidente del Consejo de Ministros el 12 de octubre de 1892 en el Monasterio de la Rábida, con motivo de su visita a Huelva, Palos de la Frontera y Moguer para la celebración de los actos del IV centenario del descubrimiento de América.

La celebración de este día​ se convirtió en todo un recordatorio de la hazaña de Colón, de modo que era motivo de celebración con todo boato la denominada Fiesta de la Hispanidad, aunque a principios del siglo XX cayó en desuso proponiéndose como alternativa en 1913, por Faustino Rodríguez-San Pedro y desde la organización Unión Ibero-Americana, denominarla Fiesta de la Raza Española, alcanzando en 1918 rango de fiesta nacional.

El 15 de diciembre de 1931, Ramiro de Maeztu, que había sido embajador de España en Argentina en 1928 y 1929, abrió la revista Acción Española con un artículo titulado La Hispanidad, que se inicia así: “El 12 de octubre, mal titulado el Día de la Raza, deberá ser en lo sucesivo el Día de la Hispanidad”.



Con todo, legalmente, el Día de la Hispanidad no alcanzó reconocimiento por la España del franquismo hasta 1958, cuando un decreto de la Presidencia del Gobierno de 9 de enero de 1958 estableció que: “Dada la enorme trascendencia que el 12 de octubre significa para España y todos los pueblos de América hispana, el 12 de octubre será fiesta nacional, bajo el nombre de Día de la Hispanidad”.

«La autora afirma con toda rotundidad que el descubrimiento de América ocurrió en el año 985». (Foto: Istockphoto)

Hasta aquí la versión oficial, la que nos han hecho aprender, la que ha interesado dar a conocer, la que recogen los libros, en definitiva la que los historiadores sostienen.

Sin embargo, algunos historiadores se rebelan frente a esta versión de la historia de América y se atreven, con pruebas de ello, a afirmar que no fueron los españoles, ni Colón a su cabeza, quienes tuvieron el privilegio de descubrir el nuevo continente, y con ello el momento simbólico que frecuentemente se emplea para fijar el comienzo de la Edad Moderna.

De entre ellos, citaré a Irene García Losquiño, doctora en Estudios Escandinavos por la Universidad de Aberdeen, donde también completó su máster en estudios Medievales.

En su libro: “Eso no estaba escrito en mi libro de Historia de los Vikingos” (Ed. Almuzara, julio de 2020), la autora afirma con toda rotundidad que el descubrimiento de América ocurrió en el año 985. Ese fue el año en que un vikingo llamado Bjarni Herjólfsson avistó por vez primera tierras americanas cuando una tormenta le hizo perder el rumbo en su periplo de Islandia a Groenlandia.

Conforme esta tesis, la fuente de información más extensa sobre la llegada de los vikingos a Norteamérica reside en las sagas y documentos islandeses que cuentan las aventuras de los vikingos que primero llegaron al continente y las vidas y vicisitudes de aquellos que se quedaron a residir en él. También se dispone de una creciente cantidad de trabajo arqueológico que viene a confirmar lo que narran las fuentes islandesas y que nos proveen de más detalles sobre el paso de la cultura escandinava por regiones nororientales de Norteamérica.

Según los datos conocidos, el comerciante y expedicionario Bjarni Herjólfsson, intentaba llegar a Groenlandia en torno al año 985 cuando viéndose envuelto en niebla y con mal tiempo, tras tres días de tormentoso viaje, acabó llegando a una tierra plana de grandes bosques que no se correspondía con la descripción de Groenlandia que había escuchado.

Sin querer detener su viaje, los exploradores vikingos encontraron una tierra gélida, con grandes icebergs por todas partes y poco atractiva para realizar ningún asentamiento. Actualmente se cree que esa tierra puede ser la isla de Baffin u otras áreas de la misma latitud. Otra isla descubierta fue la que denominaron Markland, posiblemente parte de Labrador.

En estos lugares construyeron casas típicamente rectangulares como cualquier asentamiento vikingo para poder pasar el invierno. No obstante, las ansias de poder asentarse y vivir en las nuevas tierras se vio truncada al entrar en lucha los vikingos con los nativos y habitantes del estuario, llamados Skraelingar.

¿Hasta qué punto desde un punto de vista etimológico puede hablarse de conquista?

Como pone de manifiesto la autora del citado libro, gracias a unas excavaciones arqueológicas en los años 60 y 70 se pudo saber con certeza que los vikingos se habían asentado en la Gran Península del Norte de la isla de Terranova, y que Vinland comprendía el territorio alrededor del golfo de San Lorenzo, sacando a la luz el yacimiento arqueológico de L´Anse aux Meadows, en Terranova, donde actualmente son visibles las réplicas de las características casas vikingas.

Como se comprueba, existen evidencias más que contrastadas de que los verdaderos descubridores del continente americano fueron los vikingos 507 años de que la historia oficial lo atribuyera al navegante Cristóbal Colón.

Ahora bien, ¿hasta qué punto desde un punto de vista etimológico puede hablarse de conquista? ¿Acaso las tierras descubiertas, ya sean por unos u otros en una época o en otra distinta, no estaban ya habitadas y pobladas por sus nativos? ¿Fueron descubiertos o simplemente se trató, en cualquier caso, de un encuentro interracial, fruto del azar y de la aventura?

Si es verdad que la historia la escriben los vencedores, no es de extrañar que en ocasiones se tergiverse y se aparte de la realidad.

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