El mejor bar del mundo está en Barcelona

España es un país que tiene multitud de atractivos naturales y culturales. Además, cuenta con excelentes lugares de esparcimiento que tienen fama y reconocimiento mundial. Hace unos días dábamos cuenta de que la mejor discoteca del mundo está en España: Hï Ibiza. Resulta que el mejor bar del mundo se encuentra también en España. Se trata de la coctelería Paradiso, ubicada en Barcelona.

Este galardón le fue concedido en la última edición de The World’s 50 Best Bars, que se celebra desde hace 14 años. La última edición de este certamen se desarrolló en Barcelona, mientras que las 13 anteriores tuvieron lugar en Londres. Por cierto, entre los diez mejores bares del mundo, además de la citada coctelería están Sips y Two Schmuchs, también en Barcelona.

Una de las primeras cosas que llaman la atención de Paradiso es el exterior del local. Se accede al coctail bar de estilo clandestino a través de una puerta de nevera antigua dentro de un Bar Pastrami. Madera con formas sinuosas en techo y paredes, mármol de Carrara en la barra para recordar el origen toscano de su fundador, elementos de diseño tropical y un bar clandestino dentro del bar clandestino configuran un concepto de local que aúna tradición y modernidad en un ambiente elegante.

El interior cuenta con una cuidada estética y una tenue iluminación que conforman un ambiente muy agradable. Sin embargo, y como no puede ser de otro modo, el principal atractivo del local son sus cócteles, ya no sólo por la composición de los mismos, sino por el ceremonial que envuelve su elaboración.

A pesar de lo que se pudiera pensar, la coctelería Paradiso no es un local con una larga historia a sus espaldas. De hecho, abrió sus puertas al público a finales de 2015 de la mano de Giacomo Giannotti.

Giacomo Giannotti, fundador de Paradiso. (Foto: Guía Repsol)

Originario de la Toscana, Giannotti ha cultivado su gran interés por la hostelería en general y la mixología (técnica de mezclar destilados) en particular desde muy joven. Esta pasión tiene su origen en se crió en la empresa familiar, la Gelateria Paradiso. Primero se mudó a Londres, donde trabajó en importantes coctelerías. Posteriormente fijó su residencia en Barcelona. Una primera experiencia en el Bar Eclipse del Hotel W de Barcelona, y luego en la barra del Hotel Ohla, donde tiene la oportunidad de conocer los secretos para el perfecto servicio de hospitalidad de la mano del maestro Giuseppe Santamaria, hasta que a finales de 2015 coronó el sueño de abrir su propia coctelería.

Paradiso puede ser el mejor bar del mundo, pero uno de sus sellos distintivos es que es algo más que un bar. Su dueño ha puesto en marcha proyectos como Paradiso Lab. En este sentido, ofrece un servicio de asesoría para la creación de nuevos proyectos y formación de equipos y conceptualización de cada local. También imparte formación para aprender a usar los utensilios necesarios, los pasos que siguen para la elaboración de un cocktail. Estos cursos están adaptados para grupos de amigos, empresas, o iniciados en coctelería.

Además, desarrollan un proyecto de sostenibilidad que tiene por objeto ser un cocktail bar 100% sin residuos. A lo largo de los años, el uso de plástico en el interior del bar se ha reducido casi por completo: las pajitas de plástico se han sustituido por pajitas biodegradables y ecológicas, el film transparente y los envoltorios de almacén se han suprimido en favor de hojas de papel encerado, reutilizables y, por tanto, más sostenible.

El bar ofrece comidas y cuenta con una carta de inspiración italiana un tanto escueta en cuanto a la variedad de platos y que parece más pensada para acompañar la bebida que para saciar el apetito. En cuanto al precio de los cócteles varía según la composición, y se mueven entre los 10 y los 20 euros.

Para terminar con la descripción del rey de los bares, cabe advertir que, quien crea que este local es de a los que se nos ocurre “ir a tomar la penúltima” porque no sabemos dónde recalar, está muy equivocado. En la página web del establecimiento dejan muy claro que no se hacen reservas con antelación y que para entrar hay que apuntarse a una cola virtual a la que se accede mediante un código QR en la puerta del bar.