Estos son los 10 mejores roscones de Madrid
Un recorrido por obradores tradicionales y apuestas más originales, con rellenos sorprendentes y masas artesanales que han conquistado el paladar navideño
(Imagen: E&J)
Estos son los 10 mejores roscones de Madrid
Un recorrido por obradores tradicionales y apuestas más originales, con rellenos sorprendentes y masas artesanales que han conquistado el paladar navideño
(Imagen: E&J)
El Roscón de Reyes ha pasado de ser el postre definitivo de cada 6 de enero a convertirse en uno de los grandes reclamos de la Navidad madrileña, con obradores que llevan semanas anunciando sus reservas. Y es que cada vez son más los que prefieren darse el capricho antes de que terminen las fiestas, o incluso antes de que empiecen. Para quienes buscan un bocado artesano y cuidado en cada detalle, aquí va una ruta de obradores donde encontrar la versión más exquisita de este dulce tan castizo.
El Horno de Babette
Sus roscones son tan singulares que algunos les llaman “roscottone” por su forma alta y esponjosa. Se hornean en molde, lo que hace que la masa se desarrolle de manera vertical, creando una miga sedosa y un aroma muy característico. Siempre emplean ingredientes de primera, desde la mantequilla hasta el agua de azahar.
La Duquesita
Oriol Balaguer, uno de los reposteros de referencia en nuestro país, firma aquí un roscón multipremiado. Su secreto está en las largas fermentaciones de más de 48 horas y en la proporción justa de azahar. Decorado con fruta escarchada, almendras y doble azúcar, puede ir sin relleno o con nata, trufa o crema tostada.
Pastelería Mallorca
Este icónico espacio familiar elabora su roscón a partir de una receta de 1931. Apuestan por un proceso de triple fermentación y una combinación de harinas española e italiana, más la mantequilla asturiana y ralladuras de cítricos. Llevan décadas añadiendo almendra marcona, su sello de identidad inconfundible.
Monroebakes
En Getafe nos espera la unión entre la pastelera Noelia Tomoshige y Ricardo Vélez (Moulin Chocolat). Ofrecen rellenos clásicos de nata y trufa, pero también opciones originales como matcha, sésamo negro e incluso un coulis de yuzu. Eso sí, hay que pedirlo con antelación y recogerlo en su local.
Madreamiga
Su fundadora, Begoña San Pedro, lleva años conquistando a los amantes del buen pan con harinas gallegas y materia prima de calidad. Su roscón no lleva frutas escarchadas de supermercado, sino su propia naranja confitada. Solo lo hacen en formato de ¾ de kilo y sin relleno (aunque puedes comprar mangas de nata o trufa si quieres animarte).
Cientotreintaº
Guido y Alberto, artífices de una de las panaderías más reconocidas de Madrid, dedican parte de diciembre y enero a producir un roscón sin más ornamento que azúcar y almendra laminada. Con varios locales, su tercera posición en el último certamen de la Comunidad de Madrid confirma su buen hacer.
Panadario
Referente en materia de masa madre, su roscón esponjoso ofrece un ligero toque de ron añejo y la garantía de no llevar más aditivos que los imprescindibles. Especialmente recomendable para quienes adoran el brioche ligero con un suave matiz aromático.
Turris
Llegados desde Barcelona, se han hecho un hueco en la capital con locales que destacan por la bollería y la masa madre. Su roscón tradicional lleva miel y aceite de oliva, rematado con mermelada de naranja y almendras. Para los más golosos, proponen versiones bañadas en chocolate negro con trufa o rellenas de crema pastelera.
Viena La Baguette
Un obrador con más de un siglo de historia, donde la familia Fernández sigue apostando por los métodos de siempre. Ofrecen versiones clásicas y nuevos sabores, desde chantilly hasta trufa o caramelo de violetas. Incluso hay formato individual para caprichos de última hora.
Pan.Delirio
Famosos por su premio al Mejor Roscón Artesano de la Comunidad de Madrid (2020), llevan la devoción por este dulce al siguiente nivel. Con masa madre y un sabor de antaño, han creado “Delirios”: bollitos individuales de roscón. Perfectos para probar un mordisco antes de decidirse por el grande.
Cualquiera de estas direcciones promete un brindis final a la Navidad inolvidable. Porque el roscón es mucho más que un simple bollo: es un pedacito de felicidad en cada bocado.