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Estilo de Vida

Jack O’Lantern, el origen de las espeluznantes calabazas en la noche más terrorífica del año

La tradición celta emplea esta fruta desde el siglo XIX para espantar a los malos espíritus

Calabaza de Halloween (Foto: E&J)

Antonio J. Aranda

Redactor de Economist & Jurist




Tiempo de lectura: 3 min

Publicado




Estilo de Vida

Jack O’Lantern, el origen de las espeluznantes calabazas en la noche más terrorífica del año

La tradición celta emplea esta fruta desde el siglo XIX para espantar a los malos espíritus

Calabaza de Halloween (Foto: E&J)



Cada 31 de octubre se celebra la noche de Halloween, una tradición celta que conmemora el regreso de los espíritus al mundo de los mortales. El festejo tiene varios elementos estéticos clave que señalan su llegada. Uno de los más icónicos es la calabaza tallada con caras espeluznantes cuyo origen se remonta al peculiar personaje de Jack O´Lantern.

El equinoccio de otoño fue la fecha más relevante de las culturas antiguas, concretamente en las del hemisferio norte, ya que la naturaleza otorgaba su última cosecha antes de que el invierno corriese un velo sobre la vida de la flora que proporcionaba un alimento para las personas.



‘Samhain’ (ahora Halloween) era una festividad de origen druídico que se celebraba la noche del 31 de octubre para conmemorar el inicio de año y de la estación del invierno. El último día de la estación considerada como productiva permitía a los muertos recorrer el mundo de los vivos y aparecían hadas y otros seres mágicos ya que, en esa ocasión, las leyes de la naturaleza carecían de todo sentido y lógica.



Celebración celta de Halloween (Foto: Kä Volta)

Fue en la Inglaterra del medievo cuando la tradición se comenzó a designar por el nombre de Halloween puesto que se refería a ella como All Hallows Eve. Además, inmigrantes irlandeses llevaron la tradición a Estados Unidos y el cine y los aspectos culturales de la primera potencia mundial se encargaron de expandir una de las celebraciones más rentables de todos los tiempos.



Leyenda de Jack O’Lantern

La estética es uno de los aspectos más relevantes de Halloween ya que uno de los principales objetivos del festejo es asustar a las personas. El uso de las calabazas talladas con caras terroríficas se remonta a 1836 cuando el diario irlandés Dublin Penny Journal publicó el cuento de Jack O´Lantern.

El relato narra la vida de un hombre astuto y malvado llamado Jack que poseía una gran afición por la bebida. Un día, intentó ser más listo que el diablo lo que le acarreó terribles consecuencias.

La mala fama de Jack era tan conocida en Irlanda que despertó la curiosidad de Satanás por lo que decidió hacerle una visita para comprobar si era tan malo como se decía. Así pues, se personó frente al hombre que pidió al diablo una última cerveza antes de que se llevase su alma.

A pesar de que el ángel caído no se fiaba de Jack, aceptó y acudieron a un pub a tomarse unas cervezas. Cuando llegó la hora de pagar, el hombre dijo que no tenía dinero y convenció al diablo para que se convirtiese en moneda y luego se reuniese con él en la salida del establecimiento para cometer su última fechoría.

Satanás acordó el trato, pero Jack cogió la moneda en la que el diablo se había transformado y la guardó en un bolsillo en el que llevaba un crucifijo prohibiéndole la salida al enemigo de Dios.

Con astucia, Jack le permitió salir si le concedía 10 años más de vida por lo que el diablo tuvo que aceptar sin rechistar. Furioso y con sed de venganza, el ángel caído esperó el tiempo estimado para castigar al hombre, pero, una vez más, subestimó la picardía del borrachuzo.

Jack O´Lantern (Foto: Historic Mysteries)

El hombre le pidió comer una manzana recién recogida de un árbol a lo que el diablo aceptó. Una vez en las ramas, Jack lanzó crucifijos a los pies de Satán lo que le impedía moverse. Así pues, le hizo prometer que, si le volvía a liberar, él no se llevaría su alma al infierno. Tuvo que aceptar y, harto, decidió olvidarse de él.

Cabe destacar que el trabajo que no consiguió completar el diablo, lo realizó el alcohol ya que sus excesos fueron la premisa necesaria para que Dios no le dejase entrar al cielo. Descendió a los infiernos para solicitar a su viejo conocido el acceso, pero éste le fue denegado debido al trato que realizaron por lo que su destino fue quedarse vagando por el mundo sin encontrar descanso eterno. Satanás le entregó un nabo con una vela dentro para que alumbrase su camino lo que, en la tradición, ha evolucionado a una calabaza y se ha convertido en un símbolo para espantar a los malos espíritus que acechan la noche de Halloween.

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