La ruta de la muerte, un trayecto únicamente apto para los más atrevidos
La denominación del itinerario se debe a la cantidad de gente que ha fallecido en el camino
Ruta de la muerte (Foto: Excelencias del motor)
La ruta de la muerte, un trayecto únicamente apto para los más atrevidos
La denominación del itinerario se debe a la cantidad de gente que ha fallecido en el camino
Ruta de la muerte (Foto: Excelencias del motor)
El trayecto que une la capital de Bolivia, La Paz, con la región de Los Yungas es conocido como La ruta de la muerte. El recorrido es muy popular entre los ciclistas de montaña ya que posee un nivel de complejidad muy llamativo y, además, se caracteriza por la gran cantidad de accidentes mortales que guarda en sus carreteras.
Algunos tramos del itinerario son especialmente peligrosos ya que las velocidades que alcanzan los ciclistas son superiores a los 50 kilómetros por hora. Esto se debe a que es un trecho de 80 kilómetros (km) en el que se descienden 3.500 metros. Además, tan solo están pavimentados los primeros 31 km y se añade el peligro de los camiones que, a pesar del terreno y las curvas cerradas, conducen a una velocidad no adecuada sobrepasando los límites idóneos.
El accidente más trágico que se ha registrado ocurrió en la década de los 80 en el que un autobús se precipitó unos 300 metros lo que provocó la muerte de más de 100 personas. Si cualquier medio de transporte se sale de la vía, la caída es vertical lo que garantiza un final desastroso.
Aunque la ruta cuente con una serie de características desfavorables, cada año aumenta el número de aventureros que buscan experimentar grandes dosis de dopamina y adrenalina mientras descienden por las peligrosas carreteras. Se puede realizar en bicicleta o en autobús con una reserva previa en los portales de las agencias de viajes. Es reseñable que el precio medio es de 37 euros y se debe abonar un impuesto de control fronterizo.
Historia
Su origen se remonta a los incas, la población que construyó el camino para unir las dos localidades del país. Se tuvo que ensanchar debido a que muchos comerciantes comenzaron a utilizarla con sus respectivos vehículos para abastecer a la región de Los Yungas. Las personas encargadas de su construcción fueron los prisioneros de la Guerra del Chaco (1932-1935) que fueron arrojados por sus valles tras su finalización. Esto también fue un aliciente para su nombre, La ruta de la muerte.
Asimismo, cabe destacar que ya en el siglo XIX, la población temía el camino no por su complejidad, sino por ser el lugar donde los bandoleros se escondían para robar y asesinar a los mercaderes que iban de pueblo en pueblo. El más conocido fue Salvador Sea quien fue condenado a muerte en 1870.
Debido a su peligrosidad, se creó una nueva ruta en 2007 destinada para los vehículos que suben por lo que la antigua se emplea para los que bajan con el fin de evitar que haya encontronazos en doble sentido y, así, prevenir posibles accidentes.
Existe una leyenda que cuenta que, antes de morir, los prisioneros paraguayos maldijeron la carretera por sus asesinatos injustificados lo que ha servido, durante mucho tiempo, de aliciente para asustar a la población y hacer que la ruta solo se emplee para los recorridos necesarios.