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Estilo de Vida

Marina Capel Dorado: “A la danza no hemos venido a hacer política”

La bailarina, que está nominada a uno de los premios más importantes del mundo de las artes escénicas de España, nos habla sobre esta disciplina y su último trabajo

Marina Capel Dorado (Foto: Corina Ramírez Curiel)

Ana Sánchez Blázquez

Redacción E&J




Tiempo de lectura: 5 min

Publicado




Estilo de Vida

Marina Capel Dorado: “A la danza no hemos venido a hacer política”

La bailarina, que está nominada a uno de los premios más importantes del mundo de las artes escénicas de España, nos habla sobre esta disciplina y su último trabajo

Marina Capel Dorado (Foto: Corina Ramírez Curiel)



Nacida en Granada en 1998, Marina Capel lleva toda la vida expresándose con su cuerpo, compaginando los estudios obligatorios con la danza. Hizo el Grado Medio en danza contemporánea en el Conservatorio de Danza Reina Sofía en su ciudad natal. Siguió formándose en el conservatorio María de Ávila de Madrid y, finalmente, terminó su formación cursando un Grado Superior de esta disciplina en el Instituto del Teatro de Barcelona. Desde hace años participa en obras profesionales de danza contemporánea e imparte clase en escuelas de danza de Barcelona.

A sus 26 años, Marina ya ha pasado por algunos de los escenarios más importantes del país de la mano de profesionales como Elvi Balboa, Ester Guntín y Paula Serrano, coreógrafa y directora de En la oscuridad, todo se mueve, obra por la que Marina ha sido nominada en la categoría de “mejor intérprete femenina de danza” a los próximos premios Max.



La XXVII edición de los Max se llevará acabo el 1 de julio 2024 en Tenerife y premia el trabajo de los espectáculos de teatro, danza, musical y de calle.

Ahora, tras llegar uno de los momentos más importantes de su carrera, le preguntamos.

(Imagen: José Jordan)



Economist & Jurist (E&J): ¿Cómo te sientes al haber sido nominada a este premio?

Marina Capel (M.C.): Con un total de 522 espectáculos, formar parte de los 186 elegidos como candidatos a la nominación de los Premios Max 2024, es fantástico. La verdad es que no me lo esperaba. Hay piezas y artistas muy buenos y para mí es un privilegio compartir nominación con ellos.

(E&J): ¿Qué te movió a dedicarte plenamente a la danza?

(M.C.): Creo que he acabado aquí por una cuestión emocional. También por una rutina, por una constancia, incluso por una inercia. Llevo toda la vida expresándome con el cuerpo, compaginando los estudios y nunca he dudado de que no fuera lo correcto.

Otros estilos de baile, como el flamenco y el ballet, tienen más voz y son más consumidos ¿por qué te decidiste por la danza contemporánea?

(M.C.): Realmente, querría haberme dedicado al flamenco desde el principio y aquí es donde entra tu cuestión. Siempre he pensado que existen muchas escuelas para el flamenco y para la danza clásica que están muy especializadas, en cambio, la danza contemporánea está más limitada en ese sentido y encontrar una buena base técnica fuera del conservatorio, para mí, resulta más complicado. Así que me acabé decantando por estudiarla a fondo en el Grado Medio y, posteriormente, en el Grado Superior.

De todos modos, siempre tengo al flamenco presente cuando bailo, ese “ataque”, ese “arranque”, esa energía, incluso la capacidad de improvisación que viene dada en ambos lenguajes hacen que sienta que esté conectada con el tablao, con el flamenco.

(E&J): ¿Cómo consigues expresar mensajes tan profundos únicamente con tu cuerpo?

(M.C.): No pretendo que el espectador reciba ningún mensaje como profundo o racional y, mucho menos, político. Definitivamente, no hemos venido a la danza a ofrecer ningún mensaje político ni tampoco supuestamente profundo. Se trata del dominio de un arte plástica, nada más.

Al final, trato de concentrarme con mi cuerpo, de ampliar la consciencia, la propiocepción, de entrar en una especie de meditación donde siento una plena consciencia de mí misma.

Aquí no hay ningún mensaje racional que ofrecer, es dialogar con el cuerpo, es seducir con el cuerpo simbólicamente. Es ampliar la capacidad de la materia del cuerpo, de la forma tangible del mismo, es decir, cuando me muevo desde este lugar siento que estoy conectada con la energía del espacio, del entorno, de la atmósfera. Me identifico mucho con una frase del filósofo José Antonio Marina en su libro Las arquitecturas del deseo: “La libertad comienza con el parón del estímulo, con un mantener las distancias. La experiencia estética nos sirve de metáfora. Cuando contemplo un bello cuerpo, una bella pintura o un bello paisaje, éste aparece en un aire y tiempo detenidos, se muestra frente a mí en una deliciosa oposición que no deseo anular. No quiero poseerlo, ni comprarlo, solo anhelo que su anatomía continúe seduciendo mi mirada”.

Definitivamente, no hemos venido a la danza a ofrecer ningún mensaje político ni tampoco supuestamente profundo

(E&J): En la oscuridad todo se mueve ha sido la obra que te ha llevado a los premios Max, de todas las obras que has interpretado, ¿es esta de la que estás más orgullosa?

(M.C.): Todos mis trabajos me han llenado por igual, ya que en cada uno de ellos saco un aprendizaje distinto y, cuando bailo, me lo llevo a mi cuerpo, a mi mundo. Pero con esta obra sí que he tenido un reto principal, bailar absolutamente ciega, esto me ha marcado bastante porque ahí ya dejan de valer tus conocimientos en la danza, tienes que crear nuevas herramientas para guiarte por el espacio, mientras no te sales del personaje, claro.

(E&J): La danza contemporánea que interpretas requiere mucho movimiento y mucha flexibilidad, ¿necesita una preparación física específica?

(M.C.): Se trata de educar al cuerpo en relación al trabajo que te toque, pero siempre hay que cuidarlo y escucharlo, porque normalmente antes de una lesión, el cuerpo te avisa. Obviamente, si es un trabajo que requiere de una fisicalidad intensa hay que prepararlo muy bien. Al final preparas al cuerpo siempre en relación al trabajo que te toque hacer.

(E&J): ¿Hay algún coreógrafo o mentor que haya influido significativamente en tu estilo y en tu trayectoria?

(M.C.): Hay muchos directores y coreógrafos que me inspiran, desde artistas más performativos como Dimitri Papaioannou, hasta iconos como Pina Bausch en un contexto más de danza-teatro, Peeping Tom, marcado por un surrealismo en la escena exquisito, Sidi Larbi Cherkaoui, que trabaja con el virtuosismo de la plasticidad del cuerpo, Sharon Fridman, Lola Flores, etc.

Actualmente, trabajo mucho con una directora Elvi Balboa, hacemos un trabajo donde la coreografía se acerca mucho al intérprete y a la dirección, un trabajo conjunto, donde la creación se desarrolla desde la improvisación, desde la reciprocidad. Es un trabajo muy cercano donde el espectador y la obra se acercan a la emoción.

(E&J): ¿Cuál es la mayor lección que has aprendido a lo largo de tu trayectoria en la danza?

(M.C.): No sé si sería una lección, pero la capacidad de escuchar, de entender al otro y de saber dar espacio te alejan del arquetipo del bailarín o artista narcisista.

La capacidad de escuchar, de entender al otro y de saber dar espacio te alejan del arquetipo del bailarín narcisista

(E&J): ¿Qué significaría para ti ganar el Premio Max a mejor intérprete femenina de danza?

(M.C.): Me sentiría muy afortunada, ya no solo por mí, sino por mis padres, mi hermano, por todos los docentes y coreógrafos que han confiado en mí, afortunada por mis compañeros, por Paula Serrano, directora y coreógrafa de En La Oscuridad Todo Se Mueve por ayudarme a sacar todo el potencial en la obra. Me sentiría infinitamente afortunada y agradecida por todos los que han confiado en mí.

(E&J): ¿Qué le dirías a aquellos que quieren dedicarse a la danza?

(M.C.): Lo que me ha ayudado es saber llevar el día a día: la constancia, estar en el presente para poder concentrarte en él y darlo todo ahí, en el momento, cuando te toca darlo. No estar pensando en dónde quiero llegar y con quién me voy a comparar, porque acabas saliendo de tu camino. La danza es un trabajo efímero, cuando vas a ver una obra, nunca volverás a verla igual, esto es lo que la hace especial. Por lo tanto, hay que estar presente, disfrutándola y en el momento en que dejes de deleitarte con ella, dejarla. Es mi consejo.

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