‘The Book of Mormon’: Evangelizar a golpe de carcajada en un festín satírico y musical de farsa y fe
El espectáculo refleja la diversidad y complejidad de la esencia humana en su búsqueda de significado espiritual
The Book of Mormon (Foto: Teatro Madrid)
‘The Book of Mormon’: Evangelizar a golpe de carcajada en un festín satírico y musical de farsa y fe
El espectáculo refleja la diversidad y complejidad de la esencia humana en su búsqueda de significado espiritual
The Book of Mormon (Foto: Teatro Madrid)
Desde tiempos inmemoriales la evangelización ha sido un proceso clave en la historia, donde las creencias religiosas y textos sagrados se difunden a través de culturas y países. Este fenómeno implica no solo transmitir creencias, sino también adaptar los textos para que se comprendan en diferentes contextos. Cada comunidad interpreta las escrituras de manera única, reflejando la diversidad y complejidad de la esencia humana en su búsqueda de significado espiritual. El inconveniente está cuando la interpretación se torna en invención… Si quieren saber más y dejarse evangelizar en el humor de The Book of Mormon deben visitar el Teatro Calderón.
Esta producción, respaldada por la brillante creatividad de Trey Parker y Matt Stone, creadores de South Park, junto con el talento de Robert López, conocido por sus éxitos en películas animadas como Coco y Frozen, presenta a Elder Price y Elder Cunningham, dos misioneros mormones que son asignados para llevar la fe de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días a una aldea en Uganda. A pesar de su entusiasmo inicial, se encuentran con una población local que está más preocupada por sobrevivir a los desafíos diarios de la vida que por aceptar nuevas creencias religiosas. La historia sigue sus esfuerzos cómicos y a menudo torpes para conectar con los lugareños, revelando las diferencias culturales y desafíos inesperados que enfrentan en su misión. ¿Serán capaces de transmitir la palabra de Dios o predicarán en el desierto?
Un libreto novedoso y divertido
Con una asombrosa audiencia de 9 millones de personas a lo largo de 12 años en Broadway y una década en los teatros londinenses, el musical ha demostrado ser no solo un éxito, sino un fenómeno cultural; y no es para menos. Como en otras producciones, se han comprado únicamente los derechos del libreto y las canciones, todo lo demás es completamente nuevo y, desde mi óptica, mejor que el formato original. Esto sumado a la poca información que posee el espectador antes de asistir hace que estemos antes un musical intrigante y fascinante desde el primer minuto, no solo sorprendiendo a los aficionados del musical original, sino también cautivando a una nueva audiencia con una interpretación innovadora, emocionante y aún más cómica de esta aclamada obra.
El primero de los artífices de esta genialidad es Alejandro Serrano que, junto con David Serrano, son los responsables de la traducción y adaptación de las canciones. Por tópico que parezca, el trabajo de esta pareja de hermanos – apodada como “los Reyes Midas de los musicales”, porque todo lo que tocan lo convierten en éxito – ha sido aún más arduo y laborioso al haber tenido que adaptar toda la carga cómica del libreto con fuertes influencias de la cultura anglosajona a la mentalidad española. El resultado es excepcional: han logrado crear un texto divertido, sorprendente y sumamente grotesco cercano al esperpento, que se destaca por su originalidad y se diferencia por completo de otras propuestas teatrales que actualmente se encuentran en cartelera. Su capacidad para reírse de todo, capturar la esencia del humor y la sátira y traducirla de manera efectiva para el público español, es evidencia de su habilidad y dedicación en el mundo del teatro musical.
Letras ingeniosas y música electrizante
La temática de las canciones es profundamente rica y variada, abordando cuestiones complejas como las diferentes interpretaciones de la religión, el proceso de evangelización, las crisis de fe de los protagonistas y la vida en Uganda. Las letras no solo son ingeniosas y divertidas, sino que también son aguadas, perspicaces, disparatadas y están impregnadas de una gran musicalidad. Esta combinación única de contenido significativo y humor bien elaborado crea una experiencia profundamente satisfactoria para el público. Continuando con la música, bajo la dirección de Joan Miguel Pérez al frente de una orquesta maravillosa, la versatilidad de los ritmos musicales es, sin duda, uno de sus puntos más fuertes. Desde los números energéticos y pegajosos que llenan el escenario de vitalidad, como el clásico ¿Qué tal? o Sal Tlay Ka Siti hasta las baladas más calmadas como Estoy aquí contigo o Creo en Dios que permiten a los personajes expresar sus emociones más profundas, la gama de estilos es impresionante. Estos ritmos juguetones no solo son contagiosos, sino que también capturan el espíritu humorístico y sarcástico del musical.
Por otra parte, la integración magistral de la música y las canciones en la narrativa es otra característica sobresaliente. La música no es simplemente un acompañamiento, sino una parte intrínseca del relato, intensificando las emociones y realzando los momentos clave de la trama. Además, los efectos sonoros están cuidadosamente integrados para crear una experiencia sensorial completa, sumergiendo al espectador en el mundo del musical de una manera auténtica y envolvente.
Equilibrio humorístico en un reparto vibrante
La dirección recae en el propio David Serrano, capaz de manejar con maestría el caos aparente en el escenario. A pesar de la apariencia de descontrol, este prolífico director logra mantener cada elemento meticulosamente medido y coreografiado, lo que demuestra un control y una precisión impresionantes detrás de cada movimiento y cada escena. Su capacidad para evitar la entropía escénica, manteniendo la coherencia y el flujo en medio de situaciones caóticas, es un logro notable.
A su vez, Serrano equilibra el humor irreverente con momentos emotivos, mientras se mantiene la energía y el ritmo de la historia, demostrando su maestría en el arte de la dirección teatral y su habilidad para crear un espectáculo que es, en una palabra, sensacional. Otro aspecto central es la vitalidad que imprime al elenco, con importante presencia de jóvenes actores y actrices. La habilidad del reparto para mantener un nivel de energía tan alto y constante es un testimonio de su talento y dedicación. En cada escena, parece que algo está sucediendo, lo que mantiene al público completamente absorbido en la trama. Incluso cuando la tensión narrativa decrece, aparece un elemento distorsionador que crea una catarsis.
La pareja protagonista de predicadores está formada por Elder Price, interpretado por Jan Buxaderas y Elder Cunningham como Alejandro Mesa. Su actuación conjunta es sensacional llegando al sobresaliente, con dúos fabulosos en lo vocal y un divertido reparto de roles en lo actoral. Sin duda, una de las parejas musicales de la temporada.
Por un lado, Buxaderas da vida a un joven ambicioso, decidido y deseoso de llamar la atención. Había visto a este actor en musicales anteriores como MAMMA MIA!, pero esta actuación marca un hito en su carrera. Su capacidad para destacarse en el escenario, capturando la ambición y la determinación del personaje, demuestra no solo su versatilidad como actor, sino también su madurez y su habilidad para sumergirse profundamente en los roles que interpreta.
A su lado, Mesa encarna a un individuo imaginativo pero falto de cariño y comprensión, y lo hace con una actitud sumisa que arranca risas del público en la primera parte de la función. Su capacidad para generar humor a través de su servilismo es genuinamente cómica y crea una conexión inmediata con la audiencia. A medida que avanza la historia, este actor con gran formación en múltiples disciplinas artísticas, logra equilibrar magistralmente la evolución del personaje con su autenticidad, manteniendo la esencia del personaje mientras lleva la batuta de liderazgo.
Entre el grupo de mormones, cabe destacar la actuación de Nil Carbonell como Elder Mckinley por su entrega, pasión y vis cómica como puede apreciarse en el número Apágalo. El resto de los soldados de cristo parecen copias auténticas con actuaciones corales sensacionales.
El personaje de Nabulungi, interpretado de manera sublime por Aisha Fay, supone un punto de inflexión crucial en la trama. La determinación y la fuerza de carácter que esta actriz barcelonesa inyecta en el personaje de Nabulungi es verdaderamente conmovedor y poderoso. Su actuación no solo destaca por su agudeza y maravillosa expresividad, sino también por la profundidad emocional que aporta al personaje. Algo similar ocurre con Jimmy Roca en el papel de Mafala Hatimbi, padre del anterior personaje. Su poderosa actuación captura las penurias y el miedo que enfrenta su personaje debido a la amenaza constante de grupos paramilitares en Uganda.
Enérgicas coreografías bajo una sorprendente escenografía
Las coreografías magistrales de Iker Karrera son un despliegue asombroso de movimiento y energía y complementan perfectamente el tono cómico del musical. A pesar de la aparente simplicidad, los movimientos son increíblemente complicados y físicamente exigentes, lo que demuestra la habilidad y el talento del coreógrafo y del elenco. Karrera ha logrado capturar el optimismo burbujeante de la fe mormona a través del baile, infundiendo cada rutina con una vitalidad y una alegría contagiosas.
Los bailes de estilo Hollywood incluyen pasos míticos que, aunque familiares, han sido reinventados desde cero añadiendo frescura y originalidad a cada instante. Esta combinación de nostalgia y novedad crea un todo visual dinámico y emocionante para el espectador. Además, este coreógrafo de dilatada experiencia y formación ha integrado de manera ingeniosa parodias de otros musicales, mostrando su agudeza creativa al fusionar elementos familiares con una perspectiva única. En definitiva, las coreografías de Iker Karrera no solo son técnicamente impresionantes, sino que también son un componente esencial de la estética vibrante y humorística de esta adaptación.
Cabe destacar el sensacional diseño de vestuario de Ana Llena y la caracterización de Esther Redondo al capturar la estética mormona, la vestimenta de África Oriental de manera auténtica y detallada y muchas sorpresas de seres de otro planeta. Cada prenda refleja la época, el lugar y la personalidad de los personajes, enriqueciendo su desarrollo en escena. La atención meticulosa a los detalles en el diseño y la caracterización transporta al público a los mundos de Utah y Uganda, enriqueciendo significativamente el colorido visual en el musical.
La construcción escenográfica del maestro Ricardo Sánchez Cuerda está a la altura del título del musical. Como nos tiene acostumbrados, representa con habilidad, creatividad y destreza, ayudado de estructuras móviles, tanto escenarios de Estados Unidos como Uganda, siendo estos últimos sensacionales. Más allá de su funcionalidad escénica, el diseño encapsula sutilmente la disparidad económica global: la idea de enviar lo que sobra de los países desarrollados a los subdesarrollados. Esta metáfora visualmente impactante, uno de los propósitos del David Serrano, resalta la ironía y la injusticia de la ayuda internacional, subrayando el contraste entre los mundos de los personajes y proporcionando una base visual poderosa para el mensaje satírico y social del musical.
Además, esta versatilidad escénica también permite un flujo continuo y dinámico entre las ubicaciones, enriqueciendo la narrativa y proporcionando una experiencia teatral que es a la vez visualmente estimulante y emocionalmente convincente. Por último, la iluminación magistral de Carlos Torrijos es una pieza fundamental que eleva la estética y la narrativa del musical. Utilizando elementos luminosos estratégicos y luz cenital en momentos clave, guía la atención del público hacia los protagonistas y sus emociones. La paleta de colores vibrantes y variados crea una experiencia visualmente rica y atractiva, resaltando la brillantez y agilidad de este gran espectáculo.
The Book of Mormon representa la única religión donde “Amén” rima con “sarcasmo” en el musical más irreverente, mordaz e hilarante de la cartelera teatral gracias a una sensacional e ingeniosa dirección, un reparto entregado, complejas y enérgicas coreografías y un cuidado exquisito de los elementos técnicos y escenográficos.